La justicia ordenó proteger a un oficial de Gendarmería que sufrió “amedrentamientos” por el sólo hecho de denunciar a uno de sus colegas ante fiscalía. A sus pares no les cayó bien que la situación saliera de los confines de la cárcel. La propia institución lo obligó a cambiarse de labores y agrupaciones gremiales lo “apretaron” e insultaron. Todo terminó en un fallo que obliga a la entidad verde boldo a tomar las medidas necesarias para salvaguardar la integridad del denunciante.
Ver artículo completo en biobio: